28 oct 2013

Castillo de Siguenza

Sigüenza está situada en la provincia de Guadalajara, en el alto valle del río Henares conocido como el «valle de Sigüenza». Estratégicamente emplazada sobre el valle etimológicamente su nombre significa 'la que domina el valle' cumplió una gran función defensiva durante la Edad Media. Sin embargo, se cree que su primitivo emplazamiento estuvo en la otra orilla del río, sobre el cerro del Mirón, donde se han encontrado restos de asentamientos humanos de la Edad del Hierro.
Con el nombre de Segontia hubo una ciudad celtíbera en el cerro de Villavieja, que hacia el siglo V a.C. era una de las más importantes de la Celtiberia. La penetración cartaginesa del siglo III a. C. (previa a la II Guerra Púnica) llevó a Aníbal y luego a Asdrúbal a asediarla. En las Guerras Celtíberas  se produjo la sumisión a la República romana. La ocupación romana estableció una zona militar que se separó de la zona residencial.
En la época romana la ciudad fue un importante centro de comunicaciones, ya que se encontraba sobre la calzada del Henares. En tiempos de los visigodos su crecimiento continuó alrededor del núcleo central fundado por los romanos. En la Hispania visigoda fue sede episcopal de la iglesia católica, sufragánea de la Archidiócesis de Toledo que comprendía la antigua provincia romana de Cartaginense en la diócesis de Hispania.
Durante la dominación musulmana el castillo, antigua torre de vigilancia, se convertiría en medina y la Sigüenza baja conservó sus iglesias, donde a los cristianos se les permitía practicar su religión y sus costumbres.



 La Plazuela del Doncel es uno de los muchos rincones recoletos de la ciudad medieval de Sigüenza. Todo el callejero es azulejería del Alfar del Monte, ceramistas de la vecina pedanía de Pozancos.
Durante la Edad Media, la ciudad, debido a su privilegiada ubicación tuvo un destacado papel defensivo,[cita requerida] además de recuperar su sede episcopal. En 1121 Bernardo de Agén fue investido obispo de Sigüenza por el arzobispo de Toledo Bernardo de Sedirac y hacia 1124, tras haber conquistado la ciudad, inició las obras de la que sería la catedral, que obispos posteriores continuaron hasta que se finalizó en el siglo XVI.
A mitad del siglo XV y antes de su ascenso al arzobispado de Toledo, fue obispo de Sigüenza, el famoso Cardenal Mendoza, canciller de Castilla durante el reinado de Isabel la Católica. A este poderoso mecenas se debe la construcción de la bella plaza porticada aledaña a la catedral.
La historia de esta ciudad, que conserva su trazado medieval, ha estado influenciada durante seis siglos por su obispado, dejando la impronta religiosa tanto en su desarrollo cultural, económico como artístico.



































 

25 oct 2013

Iglesia del Salvador (Cifuentes-Guadalajara)



La iglesia de San Salvador de Cifuentes aúna diversos estilos. Su construcción primigenia se adscribe al románico de transición al gótico, del siglo XIII. A los siglos XIV y XV corresponde la construcción de las naves y el ábside, que ya siguen las pautas propias del gótico. A lo largo de los siglos XVI y XVII se añadieron una serie de capillas y otros elementos siguiendo las trazas renacentistas después de que la iglesia sufriera un incendio, donde se desmoronó la portada principal de la fachada sur substituyéndose por la actual renacentista.
Se trata de una iglesia de planta basilical con tres naves  orientadas e este a oeste, siendo más ancha y alta la central. Ésta se encuentra provista de un ábside de planta poligonal y las naves laterales estuvieron en su origen rematadas por absidiolos poligonales que fueron substituidos en el siglo XVI por nuevas capillas  de cabecera plana. En el muro norte se abren tres capillas más y la sacristía, además de otra del siglo XVIII en el muro sur.
A los pies del templo se encuentran el coro  y una torre de planta cuadrada.
Las naves se hallan divididas en cinco tramos por arcos apuntados, sostenidos por cuatro pilares cilíndricos de estilo románico a cada lado, decorados con columnillas adosadas. En los pilares más próximos a la cabecera las columnillas son cuatro y de ellas arrancan los arcos formeros sin modular y de trazado ojival irregular. En los restantes pilares, más cercanos a los pies del templo, van adosadas otras cuatro columnillas, más delgadas, de las que arrancan nervios sencillos que sostienen las bóvedas ligeramente ojivales.
El arco triunfal de acceso al presbiterio se halla decorado en su paramento por un pequeño rosetón gótico.
El ábside  alberga la capilla mayor y está provisto de contrafuertes en los ángulos. Sus paños están rasgados por altos y estrechos ventanales que conservan dos líneas de molduras en cenefa de punta de diamante. Cegados desde el siglo XVII cuando se colocó un ostentoso retablo barroco que fue destruido durante la guerra civil española, actualmente han sido habilitados de nuevo. La cubierta del ábside es de bóveda de casquete de esfera con nervios que apoyan sobre las columnillas adosadas, las cuales, a su vez, descansan sobre unas repisas a un tercio de la altura total.


Púlpito del siglo XV.
De las capillas situadas a los lados del ábside, la del lado del evangelio  está cubierta por una bóveda de crucería compuesta. La del lado de la epístola  es barroca y presenta una cubierta de bóveda de arista vaída. De las dos capillas  adosadas a la nave de la epístola, una es de estilo barroco y está cubierta con cúpula vaída sobre pechinas, y la otra es de estilo renacentista y se cubre con bóveda de cañón vaída sobre casetones. A continuación, hacia la puerta de entrada, hay un lucillo gótico rematado con un frontón plateresco.
En la nave del evangelio  se encuentran la capilla del Sagrario, con cúpula semiesférica sobre pechinas, la sacristía y la capilla de los Calderones o de San Vicente Ferrer, con bóveda de crucería compuesta.
En el tramo anterior al coro se encuentra la capilla  con la pila bautismal, que data del siglo XIII y está circundada por sencillos arcosolios apuntados que, a su tiempo, cobijaron esculturas funerarias de las que aún perviven algunas muy deterioradas.
El coro  ocupa el ancho de la nave central. Se accede por una escalinata renacentista y está sostenido por fuertes pilares con arcos escarzanos en sus lados mayores y de medio punto en los menores. Le proporciona luz el rosetón gótico de la portada de Santiago.
En su interior destaca el púlpito, gótico del siglo XV, que perteneció al antiguo monasterio dominico de San Blas de Cifuentes.
La entrada de la iglesia  se efectúa por la nave de la epístola y está provista de unos cortavientos en su interior.
Todo el interior se encuentra enlucido y pavimentado a base de entarimado de madera de pino.
En el exterior el material empleado es sillería de piedra y mampostería. Las cubiertas son de teja árabe, a dos aguas en la nave central, a una sola vertiente en las laterales y a tres en las capillas anejas al ábside.
La portada principal, orientada al sur, fue románica en origen. La actual es renacentista y consta de un arco de medio punto enmarcado por columnas acanaladas de orden toscano y frontón clásico con hornacina. El conjunto se halla rematado en sus ángulos por pirámides con bolas que se cobija bajo un arco rebajado de factura irregular.
La portada de Santiago, situada en la fachada oeste bajo un bajo tejadillo sobre ménsulas dentadas, es la parte más notable del conjunto. Fue concebida en estilo románico, si bien la profusa decoración es gótica. Penetra profundamente en el muro, cuyo espesor fue necesario doblar para dar cabida a sus ondas arquivoltas. Consta de un gran arco de medio punto, con una serie de arquivoltas en degradación, la mayoría de ellas solamente decoradas con baquetones resaltados, pero otras, las más externas e internas, con tallas múltiples, entre ellas las del obispo Andrés, obispo de Sigüenza entre 1262 y 1268. Estas arquivoltas se apoyan en impostas y series de capiteles, seis por lado, más las dos de las jambas, también decoradas con figuras a modo de jeroglíficos. Todo ello carga sobre una serie de columnas cilíndricas adosadas sobre pequeños pedestales.
Sobre esta portada se encuentra el rosetón gótico, cuyos radios forman columnas bizantinas y arcos góticos. Sus calados ocupan un profundo óculo.
En el ángulo derecho del rosetón se adosó en el siglo XV una torre  coronada por saliente de cornisa con matacanes. Actualmente está rematada en sus ángulos por pirámides con bolas.
Sobre el arco triunfal yergue una pequeña espadaña con campana de
La iglesia de San Salvador de Cifuentes aúna diversos estilos. Su construcción primigenia se adscribe al románico de transición al gótico, del siglo XIII. A los siglos XIV y XV corresponde la construcción de las naves y el ábside, que ya siguen las pautas propias del gótico. A lo largo de los siglos XVI y XVII se añadieron una serie de capillas y otros elementos siguiendo las trazas renacentistas después de que la iglesia sufriera un incendio, donde se desmoronó la portada principal de la fachada sur substituyéndose por la actual renacentista.

Se trata de una iglesia de planta basilical con tres naves  orientadas e este a oeste, siendo más ancha y alta la central. Ésta se encuentra provista de un ábside  de planta poligonal y las naves laterales estuvieron en su origen rematadas por absidiolos poligonales que fueron substituidos en el siglo XVI por nuevas capillas  de cabecera plana. En el muro norte se abren tres capillas más y la sacristía, además de otra del siglo XVIII en el muro sur.

A los pies del templo se encuentran el coro  y una torre de planta cuadrada.
Las naves se hallan divididas en cinco tramos por arcos apuntados, sostenidos por cuatro pilares cilíndricos de estilo románico a cada lado, decorados con columnillas adosadas. En los pilares más próximos a la cabecera las columnillas son cuatro y de ellas arrancan los arcos formeros sin modular y de trazado ojival irregular. En los restantes pilares, más cercanos a los pies del templo, van adosadas otras cuatro columnillas, más delgadas, de las que arrancan nervios sencillos que sostienen las bóvedas ligeramente ojivales.
El arco triunfal de acceso al presbiterio se halla decorado en su paramento por un pequeño rosetón gótico.
El ábside  alberga la capilla mayor y está provisto de contrafuertes en los ángulos. Sus paños están rasgados por altos y estrechos ventanales que conservan dos líneas de molduras en cenefa de punta de diamante. Cegados desde el siglo XVII cuando se colocó un ostentoso retablo barroco que fue destruido durante la guerra civil española, actualmente han sido habilitados de nuevo. La cubierta del ábside es de bóveda de casquete de esfera con nervios que apoyan sobre las columnillas adosadas, las cuales, a su vez, descansan sobre unas repisas a un tercio de la altura total.

 

Púlpito del siglo XV.
De las capillas situadas a los lados del ábside, la del lado del evangelio  está cubierta por una bóveda de crucería compuesta. La del lado de la epístola es barroca y presenta una cubierta de bóveda de arista vaída. De las dos capillas  adosadas a la nave de la epístola, una es de estilo barroco y está cubierta con cúpula vaída sobre pechinas, y la otra es de estilo renacentista y se cubre con bóveda de cañón vaída sobre casetones. A continuación, hacia la puerta de entrada, hay un lucillo gótico rematado con un frontón plateresco.

En la nave del evangelio  se encuentran la capilla del Sagrario , con cúpula semiesférica sobre pechinas, la sacristía y la capilla de los Calderones o de San Vicente Ferrer , con bóveda de crucería compuesta.
En el tramo anterior al coro se encuentra la capilla  con la pila bautismal, que data del siglo XIII y está circundada por sencillos arcosolios apuntados que, a su tiempo, cobijaron esculturas funerarias de las que aún perviven algunas muy deterioradas.
El coro  ocupa el ancho de la nave central. Se accede por una escalinata renacentista y está sostenido por fuertes pilares con arcos escarzanos en sus lados mayores y de medio punto en los menores. Le proporciona luz el rosetón gótico de la portada de Santiago.
En su interior destaca el púlpito, gótico del siglo XV, que perteneció al antiguo monasterio dominico de San Blas de Cifuentes.

La entrada de la iglesia  se efectúa por la nave de la epístola y está provista de unos cortavientos en su interior.



















































 
 

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